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Japón & Polinesia: una luna de miel entre geishas y el paraíso

Japón es, sin duda, un destino como pocos. Lugar en que la cultura milenaria se abraza con la modernidad de una sociedad que se ha adaptado en poco más de 50 años a un mundo totalmente tecnológico, pero que no ha perdido la admiración por el mundo que crearon sus antepasados.

Un respeto que ha permitido mantener intacta la personalidad de un país que es único en todos los sentidos. Sociedad de costumbres y educación extrema, Japón es uno de los referentes del continente asiático.

El representante perfecto de Asia, pero totalmente antagónico a lo que se respira en el resto del continente. Entre las aguas que lo separan de tierra firme quedan los atributos más ordinarios para solo dejar entrar rasgos de valor. Japón comparte con algunos de sus vecinos la arquitectura, los templos, los santuarios y la paz de los jardines que decoran el país, pero es todo lo contrario al caos desenfrenado que caracteriza las grandes urbes asiáticas.

Y entre esa paz y combinación entre modernidad y pasado se erigen dos ciudades de paso obligatorio del territorio nipón; Kyoto y Tokyo. Conectadas por el tren bala, una experiencia en sí misma, Tokyo es la puerta de entrada al país y máximo exponente de los avances en los que vive la sociedad japonesa.

Una ciudad difícil de abarcar dada su extensión y población –más de 14 millones de habitantes–, pero que guarda pequeños secretos que la mantienen fiel a sus raíces. Una ciudad de luz, bañada de agua y que entre rascacielos, música y colores enamora por el legado de sus antepasados.

Empezando por el Palacio Imperial, pasando por el santuario Yasukuni, el puente NihonBashi y uno de sus barrios más antiguos, Ningyocho, ofrecen una versión distinta de la ciudad para que puedas conocer la versatilidad de una urbe como pocas.

Una ciudad inmensa que también tiene su burbuja de paz en el centro; los jardines Hama Rikyu, pulmón y retiro espiritual de los ciudadanos, donde la naturaleza es tratada como un lujo. Y si de lujo se trata el alojamiento perfecto para la experiencia nipona son los hoteles Trunk. Casas típicas japonesas, de maderas oscuras, techos puntiagudos y mesas bajas que te harán ser un japonés más y entender el porqué de toda su cultura.

El hotel Trunk House y el hotel Trunk Catstreet prometen una experiencia única para descubrir cómo viven los nativos con las comodidades de occidente, aunque hay opciones más y exclusivas para parejas que priorizan el lujo. La torre Otemachi es el hogar de la firma más exclusiva del globo, Aman Hotels & Resorts, que ha diseñado una estancia perfecta entre la velocidad de la urbe y la serenidad de la cultura japonesa.

Segunda parada

Kyoto es la estrella de la región de Kansai. Una ciudad donde los templos y santuarios se apilan en cada esquina con una decoración tradicional que parece introducirte en un videojuego de anime.

De entre los recomendados, el barrio de Gion (conocido popularmente por ser el barrio de las geishas) y el santuario Yasaka Jinja así como el templo Torii son tres imperdibles para empaparse del espíritu nipón.

Además, Kyoto es una ciudad donde la cultura samurái permanece intacta y es sin duda una de las experiencias que no puedes perderte. Una puesta en escena que también se extiende hasta el paladar. Sanso Kyoyamato es el restaurante, con estrella Michelin, donde todavía se piensa, cocina y vive como lo hacían los antiguos samuráis. Un restaurante regentado durante más de 8 generaciones por la misma familia y un lugar habitual para los samuráis de Kyoto siglos atrás.

Una ciudad donde alojarse para vivir la experiencia japonesa no significa tener que renunciar al lujo. Aman vuelve a postularse como la experiencia definitiva entre lujo asiático y serenidad japonesa, aunque para los que buscan espacios modernos Node Hotel o Genji Kyoto son dos propuestas para amantes del arte y la arquitectura moderna.

Polinesia Francesa: la guinda del pastel

Atrás queda la modernidad de Japón y su cultura para poner rumbo a uno de los archipiélagos más cotizados del globo; la Polinesia francesa. La guinda del pastel para una luna de miel perfecta.

Del norte del océano Pacífico y a tan solo 4 horas de avión, algunas de las playas más espectaculares del planeta y postal perfecta para cualquier viaje de novios descansan en los famosos ‘motu iti’. Una palabra nativa que hace referencia a una isla pequeña y que en la Polinesia se esparcen por todo el noroeste del país.

Pero, ¿cuál elegir de todas ellas? Bora Bora y Taha’a son los máximos exponentes de un paraíso en la tierra. Dos islas que son el destino perfecto si buscas playas paradisíacas, remotas y exuberantes de naturaleza para poner el broche final a una luna de miel marcada por la paz y la serenidad japonesa.

De otro ambiente y otros colores distintos a Japón, la Polinesia francesa ofrece una experiencia divina en Bora Bora. La isla por excelencia del romance. Un lugar donde lo extraordinario se convierte en común cada día: playas de arena blanca e intensos azules del océano.

Una isla que además cuenta con dos de las grandes firmas especializadas en lujo, Four Seasons Resort Bora Bora y las propiedades de Marriott; The St. Regis Bora Bora resort y The Westin Bora Bora Resort que son sin duda, las recomendaciones de Bestours Viajes.

Taha’a es quizás la isla menos conocida, pero es otra de los ‘motu’ del norte de la Polinesia que ha ido captando la atención de sus visitantes por su extrema belleza. El alojamiento más exclusivo tiene nombre propio, Le Taha’a, un hotel que es un mundo por sí mismo y que une la paz del paisaje con todas las actividades que lo rodean, entre ellas, la búsqueda de perlas negras.

Un viaje perfecto para conocer dos culturas muy distintas entre dos islas que solo están a cuatro horas de avión y que convertirán tu luna de miel en un viaje de estímulos y conocimiento, pero también de paz y desconexión.

 

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